LA
TV PAGA:
UN
CATÁLOGO COMERCIAL INTERNACIONAL DE PRODUCTOS.
Esa
oferta de marcas, por países, puede perjudicar la pauta
Desde niño
he sido un asiduo televidente.
Muchas de
mis horas de ocio las he pasado frente a la pantalla del televisor; desde el blanco
y negro, hasta lo más reciente (y para quienes calculan mi edad con ese dato,
se los doy fácil: 57 años recién cumplidos, 35 de ellos dedicados a la gestión
de pauta en medios).
Recuerdo que
hace años en Colombia, cuando sólo existía un canal “nacional” e inclusive con
las Cadenas 1 y 2, al lanzar al mercado un producto con limitantes de
distribución se colocaba como “pata de pantalla” un texto que decía (lo
recuerdo bien) “Disponible sólo en Bogotá”.
Yo mismo,
como Director de Medios de una la más importantes agencias publicitarias de
Medellín y Colombia, hice el lanzamiento
de una marca de bebidas gaseosas que decía en la pantalla “inicialmente en
Antioquia”.
Muchos,
muchos años más tarde nos llegó la TV paga.
Y ahora que tiene una importante fuerza comercial gracias a su alta
penetración en Colombia (y buscando sus ingresos por pauta publicitaria) volvió
el letrerito Obviamente actualizado y con carácter internacional o local, según
el alcance de distribución del producto o servicio: “Pauta válida sólo para
Colombia”, “pauta válida para la República Bolivariana de Venezuela”, “pauta
válida solo para Costa Rica, Nicaragua y El Salvador”, etc.
Y así,
proporcional al alcance mono o multinacional de la pieza publicitaria, es el
valor de la emisión; mejor dicho, del negocio total.
En medio de
ese exitoso producto televisivo internacional, luego de mi continuo zapping (o
canaleo como llaman otros), tras pasar y pasar canales, descubro una
interesante situación: la variedad de productos que entran al corte de pauta,
al espacio publicitario… leches, carnes frías, cosmética en general, tarjetas
de crédito, entidades bancarias, ropa, vehículos, y un prolongado etcétera, casi en su
totalidad con los letreritos del caso.
“Me sirve,
me sirve, no me sirve, no lo conozco, ese tampoco, aquí en Colombia tiene otro
nombre, eso existía aquí y ya no lo venden, ya lo probé en mi viaje por allá y
me gustó pero lástima q aquí no lo vendan”…
Así reacciono ante esos comerciales (spots) como consumidor que también soy,
pues soy alguien común y corriente.
ENTREMOS
EN MATERIA.
Ahora bien:
como persona de Medios (de experto me califica Linkedin), no puedo negar que la
Televisión (la tradicional en cada país, y la paga) tiene un grave enemigo: el
zapping o el canaleo (o el control remoto, para darle forma física). Los rumores dicen q en Colombia el efecto
zapping anda por el 75%; es decir que de 100 personas q están vendo una serie,
o una “peli”, 75 de ellas se van al llegar al corte de comerciales para hacer
otras actividades.
Eso ya de
por sí no es grave ¡sino gravísimo!, especialmente porque las centrales de
medios y anunciantes no pagamos por el rating del corte de pauta, sino del
programa.
Y aquí viene
el punto q hoy quiero exponer: si el corte de comerciales es una mezcla de
productos y servicios, muchos de los cuales no puedo adquirirlos simplemente
porque no los venden en mi ciudad, ¿no será que yo como un televidente común y
corriente puedo comenzar a ver como bastante inútil esa pauta, y por ello me
puedo sentir más motivado a retirarme del frente de mi receptor, pues me van a
mostrar muchas cosas q no me interesan?
¿O alguien
puede decirme que ahora, mediante el comercio electrónico y la inmediatez de la
vida diaria, piensa pedir al Perú ese yogur que acaba de ver tan sabroso en uno
de los tantos programas de cocina?
Bueno… yo
aceptaría (si no se me olvida) que podría decirle a mi prima vía correo
electrónico, Skype, o What´s Up que, “aprovecha tu viaje de visita de la semana
entrante, y tráeme un six pack de yogur, pero de melocotón…”
Seguiré
escribiendo.
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